12 jun 2007
Soneto a un poeta
y el verso se hizo carne de tintero,
las musas se quitaron el sombrero,
soñó una vieja pluma que escribía.
El mar se disfrazó de alegoría,
en la frágil orilla de un lucero,
buscando iluminar al caballero
que quiso ser poeta un buen día.
Y alzaron su alto vuelo los papeles
con ángeles trinando los bocetos
de un verso de Madrid a Barcelona.
Los pájaros hoy han visto a la Cibeles
leyendo en voz alta sus sonetos
honrando al poeta y la persona.
6 jun 2007
Para Valdano, para Bilardo.
Para Valdano
Por la pelota que ama a quien la cuida
por la extrema unción del Catenaccio
por los pases al pie que da la vida
por el santo Zidane de los gabachos.
Por el Diego, por la gracia desmedida,
por la cancha que se expande hacia lo ancho,
por los genios que salvan las heridas
de los once centrales del empacho.
Por el fútbol que no se hunde en el fango,
por la cita del artista con la Historia,
por el juego al ritmo de un buen tango,
por la rima de tus botas con la gloria,
por el siglo que te ve filosofando,
por los goles, el esférico, la victoria.
*************
Para Bilardo
Por el alumno del terrible aburrimiento,
por el traidor de la belleza del lunfardo,
por el mentor del cerocero por milciento,
Por Clemente, por Capello, por Bilardo.
Por el que echa los balones siempre al viento,
por quien pone los porteros a resguardo,
por quien cierra los cerrojos al talento,
por el tano cabezón de Barakaldo.
por las mentes recuadradas sin Redondo,
por el que ata los grilletes a las botas,
por quien calla los poemas de Macondo.
Por quien teme a su enemiga la pelota,
por quien lleva las almohadas hasta el fondo
de las gradas donde nace la derrota.
1 jun 2007
31-5-07 Diálogo nº1. (Paranoia nº 3)
Yo - Creo que es la primera vez que lo hago, esto de exiliarme al puto fin de la ciudad a... ¿A qué? ¿A qué he venido? ¿A admirar el paisaje? ¿A olvidarme de tanta mierda? ¿A emborracharme yo solo? Llevo una litrona, así que debo haber venido para lo último.
Lluisín - Tú y yo sabemos que no has venido a eso, nano.
- Sí, bueno, quería ver si te convencía y así no tenía que contarte nada más.
- No es mi estilo, y lo sabes.
- Lo sé, tienes razón. Pero tampoco es tu estilo tanta seriedad.
- No estás tú para bromas hoy, compadre. Te has exiliado al puto culo de la ciudad y no va a venir ahora el tito Lluisín a ponerte de los nervios.
- Gracias... supongo.
- Bueno, nano... ¿Vas a decirme ya de una puta vez lo que hacemos aquí?
- Si ya lo sabes.
- ¡Claro que lo sé, no te jode! Pero necesito que me lo digas. Y tú necesitas decírselo a alguien.
- Muy bien. Pues estoy aquí porque necesitaba hablar con alguien. Nada más.
- Bueno, ya es algo. Has venido aquí para hablar con alguien. ¿Ves como no era tan difícil? Ahora... ¿Por qué?
- ¿Por qué?
- Sí, por qué. ¿Por qué has venido? ¿Por qué aquí? ¿Por qué conmigo?
- Pues no sé... contigo... pues porque eres yo, primo. Eres parte de mí, la parte que yo querría ser, y esperaba que tú tuvieras la respuesta.
- ¿Sabes lo que significaría si yo tuviera la respuesta?
- Sí. Que yo también la sabía, y que no había necesidad de hablar. O sí. No está de más hablar con uno mismo de vez en cuando.
- Está bien. Pégale un trago a la litrona, que no la has tocado.
- Vale. [...] Argh, está caliente.
- Lo imaginaba. Casi que mejor, así te sube antes y te sueltas... En fin, sigamos. ¿Por qué aquí, bajo un puente de mierda, en una playa de mierda, y de cara al mar?
- No sé. Es el mejor sitio que se me ocurrió. Además, tiene un puntito romántico, ¿No?... Cae la tarde, sopla el viento en la arena desierta, el derramarse de las olas se escucha aún sobre la canció que llevo en los auriculares... y tú y yo, es decir, yo, bajo un puente, esperando que caiga la noche, y escribiendo nuestro (mi) diálogo con un boli "Bic" y una libreta en blanco recién compradas.
- Y con la litrona, no te olvides de la litrona.
- Cierto, y con una litrona de "San Miguel" caliente y recién destapada.
- Sólo veo un inconveniente.
- ¿Cuál?
- Es demasiado tarde, pronto anochecerá. ¿Qué vas a hacer entonces? Porque lo que es escribir...
- No lo sé. Quizá vuelva a casa con la cabecita gacha. Quizá no. ¿Tú crees que podré escribir a oscuras?
- No. No lo creo. A menos que puedas ver de noche.
- Pues según lo cerca que se encuentre la farola más cercana.
(Lluisín ríe mientras yo esbozo una mueca melancólica)
- En fin... todavía no me has dicho qué cóño hacemos aquí, compadre, que el viento está soplando y yo empiezo a pillar frío.
- Pues... ¿Qué quieres que te diga? No sé lo que hago aquí. ¿Olvidarme de la bronca que he tenido en casa? Posiblemente.
- Ya veo. ¿Quieres hablar de ello?
- No. Bueno, sí. ¿Tú quien crees que llevaba razón?
- Ella.
- Vamos, no me jodas...
- Yo te digo la verdad, compadre... no tienes razón.
- Ya... bueno... ¿Estás viendo el festín que se están dando las gaviotas?
- Ya ves, y nosotros aquí muertos de hambre.
- Pues no me queda un chavo. Lo último me lo he gastado en el boli, la libreta y la litrona.
- Hablando de litrona. Pégale otro trago que tengo sed.
- Borrachuzo...
- ¡Claaaaaaroooo! Tú la compras, tú la destapas, tú te la bebes y el borracho soy yo... amos, no me jodas...
- Eres de lo que no hay, primo... eres increíble.
- ¡Eh! ¿Eso era una sonrisa? ¿Ha sonreído el nene? ¡Sí! ¡Ha sonreído! ¡Miren todos! ¡Ha sonreído por fin!
(Risas)
- Cabroncete...
- Ya lo sabías cuando me conociste, nena...
(más risas)
- Calla ya, cabrón.
- Oye... ¿Te das cuenta que sólo se oye tu móvil y el sonido de las olas?
- ¿Qué quieres, que lo apague?
- Muchacho... si me das a elegir entre Ska-P o "sonidos de la naturaleza con pescadores voceros", obvio que me quedo con los primeros. Pero... no sé, ¿Te das cuenta de lo jodidamente solos que estamos? Mira, podría ponerme a cantar en pelotas sobre esa piedra y no se enteraría nadie. Puedo cagarme en los muertos de quien yo quiera... ¡Somos libres! ¡Libres!... ¡Liiiiiiibreeeee! ¡Como el sol cuando amanece yo soy liiiiibreeeeee! ¡Como el maaaaar!...
- Ya, ya, ya... deja de cantar, que Nino Bravo se debe estar revolviendo en su tumba.
- Joer, nano, tampoco es para tanto... seguro que voy a Factor X y los fundo a todos.
- Sí, seguro. Tú cantando y Bartolín haciéndote los coros.
- ¡Hostia, nen! ¡No me digas que no sería buena idea! Ya sabes... una idea para el próximo relato...
- Sí, sí... espérate aquí sentado y ahora te lo miro.
(durante unos minutos, el silencio domina la escena)
- Vaya día de playa ha salido. ¿Eh?
- Es que iba a venir un autobús del IMSERSO a bañarse y el sol se ha acojonado.
(Risas)
- Ya veo...
- Venga, nano... Di la verdad, que la sabes. La bronca con tu vieja ha sido lo de menos. Lo que te pasa es que llegan los exámenes y sabes que te la juegas. Y del estrés tienes el pronto en la punta de la lengua y los cojones en la garganta.
- ¿Tu crees?
- Y tanto.
- Sí, puede que tengas razón.
- ¿Y? ¿Ya está? ¿Ni un "Voy a esforzarme más"? ¿O un "No dejaré que de ahora en adelante me afecte tanto"?
- ¿Para qué? Son sólo palabras. Y las palabras...
- Ya sé, se las lleva el viento. Pero, no sé... esperaba algo más, una rabieta, un ramalazo de orgullo... no que pasaras de todo y te quedaras mirando el mar como si nada. En fin... supongo que cada uno se lo toma a su manera.
- Supones bien.
- Entonces... ¿Todo OK?
- Todo OK.
- ¿Nos acabamos la litrona, nos emborrachamos y nos volvemos a casita?
- Enga.
- Enga.
(Risas y fin de la obra. No hay saludos, no hay telón. Por no haber, no hay ni público. Sólo yo. Yo y yo mismo)