A los Rata Blanca
Porque sí.
Un mago que hablaba lunfardo
me quiso enseñar sus palabras de amor,
hizo un gesto con las manos
y un hada dormida a mi lado surgió.
Volamos por sitios prohibidos
a un bosque perdido a la orilla del mar
dejamos el alma en un grito
y el cuerpo vacío lo vendí a Satán
Y aquella palabra de vida
que aprenden los sabios
buscó nuevos labios
para aterrizar,
Y un Cristo de alma podrida
subió a los altares
y en todos los bares
dejó su cantar.
Cruzamos los mares, los ríos,
ciudades, vacíos,
recuerdos, olvidos,
callejas, caminos,
del Bien y del Mal.
Y mientras la calma volvía
al alba del día
la sangre me ardía
y de pronto tenía
la piel de metal.
Benditos los magos platenses
que enseñan que, a veces,
lo serio es soñar.
Maldito el perro que conoces
que solo da voces
y vuelve a triunfar.
Benditos los solos brutales
que rompen cristales
y algún corazón.
Malditos los tipos normales
los malos rivales
del buen rock&roll.
Malditas las cuerdas vocales
de simples mortales
que venden su voz.
Benditos los Rata Blanca,
bendita su estampa
y también su canción.