Vendrá a por mí el mañana
cuando la luna se haya roto.
Cuando ya no queden estrellas que contar
y los cristales de la noche
hayan teñido de olvido su paciencia.
Vendrá a por mí el mañana
y ya no estaré aquí.
Se habrán anquilosado las palabras que guardaba
y una extraña reverberación entre silencios
será la única respuesta a sus llamadas perdidas.
Vendrá a por mí el mañana,
cuando el hoy se me haya filtrado entre las canas.
Este hoy de puertas cerradas
Y filos de cuchillo.
Hoy inhóspito y violento
que me borra la existencia y que me empuja
a esperar ese mañana mejor.
Vendrá a por mí el mañana
cuando este hoy contra el que lucho,
ante el que me rebelo,
al que me niego,
me haya convertido en uno más.
Otro esclavo del ahora,
engrilletado a una pared de hartura negra.
Vendrá a por mí el mañana
cuando el hoy me haya vencido,
cuando me canse de los martillazos a las horas
que no hacen mella en el calendario,
de los versos contra las tapias,
de las miradas contra el destino.
Vendrá a por mí el mañana
y ya no estaré aquí.
Seré otro.
Más anciano, más odioso,
menos preparado para el mañana.