El sonido del despertador
Suena a tintineo de cadenas,
A entrechoque de los grilletes
de un fantasma que se mueve
sólo por hacer ruido.
desganado, aturdido,
Y el frío desdibuja los raíles,
Esos raíles que, según nos enseñaron,
se cruzarán en el infinito.
Marxalenes, Sagunto, Pont de Fusta…
Quizá se equivocaban
y se cruzan medio metro antes o después
tanta será su ansia o su odio,
como para conquistarle esos centímetros al infinito,
aunque luego tarden otro infinito en volver a juntarse
y sigan como siempre,
extraños, ajenos, paralelos...
Primado Reig, Benimaclet, Vicent Zaragozá…
Mi mirada, mientras tanto, los recorre,
palmo a palmo, hierro a hierro,
tratando de encontrar el infinito exacto
de su beso irremediable.
Juraría que no queda mucho
para ver el final último de la vía,
cuando la Rutina me saca a empellones del vagón,
y me dice que tengo cosas más importantes que hacer
lejos de las vías.
Cruzarse los raíles,
Allí, en el infinito.
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N. del A.: Los nombres en cursiva son las paradas por las que paso cada día para ir a clase.