Granada nace roja
de sangre abencerraje.
Granada nace alba,
de fachadas de Granada.
Luego, atardece.
Se cubren las alcazabas
de noche que noche nochera,
Y al nevar las primaveras
del algodón que se consume
en crepitar de fuego vándalo,
la ciudad revive en lágrimas finas
las llaves de manos moras,
las llaves de manos blancas,
las llaves de aquellas puertas
que no supieron cerrarse a la luna.
Los almófares vistieron
la luna de luna lunera.
Las cuevas del sacromonte
albergan una candil de albahaca
que aroma la noche mora
de danzas de humo de shisha
y lloros de té caliente
de mil y una noche escritas
en posos plañideros.
Que en la última noche oscura
se marcha la marcha marchita.
Y quedan en la estación
cinco aullidos miserables
de chuqueles de Granada.
2 comentarios:
tu tan comodo en tu verso libre tirando a noche cerrada... pero como huele a azahar no m asusta como sueles
Cinco aullidos que nos dejan en los laberintos de la adivinanza, entre callejuelas mozárabes y plazas de toros. Cinco aullidos que desde México se perciben con recelo y curiosidad. Cinco aullidos aterciopelados que incitan a saber más.
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