Y todo despertó por la mañana,
los besos, la avenida, los museos,
las mantas en que ocultas tus jadeos,
las luces de a través de la ventana.
Los sueños de postales de la Habana,
las puertas del Jardín de los Deseos,
que abrían a los jóvenes Romeos
amantes de la noche más temprana.
El sol apuñalaba a mi persiana
borrando en su batalla contra el tiempo
las últimas esquinas en la sombra.
Y todo despertó por la mañana,
mi cuerpo abrazándose a tu cuerpo,
hundidos en lo suave de la alfombra.
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