Sin calor

En este mundo irreal
donde nadie quiere verse la cara
y los cuerpos enteros brillan...
No existen dioses
ni verdades
ni estrellas siquiera.

La selva de cuerpos salvajes
quizás sea un páramo demasiado duro
para alguien como yo,

Que ni canta,
Ni brilla,
Ni da calor...

Se estremecen los naufragios de mi alma,
y me estremezco yo también,
desamparado,
al encontrarme de bruces con esta sucia verdad.

No canto,
ni brillo,
ni doy calor.

Tal vez un día encuentre un hueco,
un lugar oscuro donde derretirme
o fusionarme con las paredes...

Tal vez un día,
y sólo tal vez,
deje de ser tan yo...

Tan mudo,
y oscuro,
y sin calor.

Rey

Si mi alma, que es cruel, no me traiciona,
Y el mundo del que huyo a la carrera
No sabe que me escondo en mi trinchera
Tal vez disfrutaré de mi corona

De rey de mi fortuna peleona,
Monarca de la suerte traicionera,
De déspota sin patria ni bandera
De dueño de un ayer que no perdona.

Si fui solo un esclavo de mi vida,
Hoy mismo me rebelo ante mi espejo
Rompiendo el muro de los calabozos

Y cojo cada rienda y cada brida,
Que pronto olvidaré lo que me dejo,
Atrás solo me quedan los sollozos.

Resucito

Seis metros bajo tierra ennegrecida
cansado de las cruces de estar muerto,
despego al fin los párpados, despierto,
me siento otra vez vivo, mas sin vida.

Rehén en un vil nicho sin salida,
buscando algún resquicio medio abierto
para al menos firmar en el desierto
la lápida cruel que me lapida.

Que vivo estoy y nadie oye mi grito.
Que vivo estoy, convicto del silencio.
Que vivo estoy, sufriendo cada herida.

Y bramo una vez más "Te necesito",
blasfemo, lloro, no callo, sentencio:
Que vivo estoy, viviendo una no-vida