Seis metros bajo tierra ennegrecida
cansado de las cruces de estar muerto,
despego al fin los párpados, despierto,
me siento otra vez vivo, mas sin vida.
Rehén en un vil nicho sin salida,
buscando algún resquicio medio abierto
para al menos firmar en el desierto
la lápida cruel que me lapida.
Que vivo estoy y nadie oye mi grito.
Que vivo estoy, convicto del silencio.
Que vivo estoy, sufriendo cada herida.
Y bramo una vez más "Te necesito",
blasfemo, lloro, no callo, sentencio:
Que vivo estoy, viviendo una no-vida
2 comentarios:
Bendita sea la rama verdecida
que al olmo ha regresado en primavera,
Tu ausencia es combustile en cruenta hoguera,
me alegra ver que vuelves a la vida.
No sé qué sucia mano, o cataclismo
aprisionó tu voz, firmó el secuestro,
dejándo un triste huérfano en lo nuestro,
en esto un yo sin ti, ya no es lo mismo.
No sé si el ejercicio literario
de andar juntando letras como idiotas
hará sanar tu tronco carcomido.
En fin, pintar de rojo el calendario
no borra ni mitiga las derrotas,
hay que vivir el tiempo no vivido.
Te eché de menos... ya me contarás!!!
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