Crece con pasos de alegre ciprés,
cumple mil días con cada pisada,
y mis caricias de polvo de hada,
le hacen cosquillas de magia en los pies.
Sube escalones de veinte en tres,
vive los sueños que pueblan su almohada
y hace encenderse a la noche cerrada
con carantoñas que van del revés.
Rompe las nieblas que vagan mi mundo,
me resucita a cada segundo,
dándome aliento con cada suspiro.
Deja un aroma de fresa en el viento,
y acurrucada en las uves de un cuento
duerme feliz sin saber que la miro.
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