Mi carcasa se vacía,
voy perdiendo vida y media,
y si nadie lo remedia
moriré hacia mediodía.
Hoy mi carne es blanca y fría,
tiene envidia de mis miedos,
añoranza de tus dedos
y nostalgia de estar vivo;
Hoy no encuentro ni un motivo
para andar contra mis credos.
Este sueño que me abraza,
parte fuego, parte sombra,
me echará bajo la alfombra
donde el polvo me amordaza.
Si hoy el mundo me da caza
y mi verbo no aparece
es porque mi voz perece
entre gritos de maldad
fruto de esta enfermedad
que actúa donde más escuece.
Con el alma hecha pedazos
y otro fado en las costillas
hoy respiro pesadillas
por la piel gris de mis brazos.
Restallando latigazos
va avanzando la negrura
devorando mi cordura
a bocados de cristal,
abocándome a este mal
del que aún no existe cura.
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