9 ene 2011

Catorce crisantemos

El mundo se hace añicos en mis manos,
no encuentro ni un lugar donde volver
y las gotas que juegan a caer
se ríen de mis pasos más lejanos.

La lluvia no se olvida los veranos
en que mojaba cada amanecer
mirando en mi cadáver florecer
catorce crisantemos inhumanos.

Si sigo siendo el mismo, es culpa mía,
repito sin cesar el mismo día
y vuelvo a cometer el mismo error.

El mundo se hace añicos otra vez
y vuelvo a comprobar la calidez
del agua en mi cadáver perdedor.

3 comentarios:

Stewart dijo...

El mundo gira y gira, rota y rota,
sin prisas y si pausa, concentrado,
no obstante tú te encuentras atrapado,
atado al día cruel de la marmota.

Pasando del fracaso a la derrota,
en un eterno vals desafinado,
la turbia luz del día te ha dejado
su pérfida tortura gota a gota.

La lluvia que alimenta crisantemos
y moja tu cadáver, y te ahoga,
y te hunde en un lodo miserable,

tal vez te eleve rauda a lo supremo,
tal vez te eche una mano y no una soga,
y al mundo roto vaya y le eche un cable.

Indy dijo...

¿Tú? ¿Falta de inspiración? No te creo u_u No puedes escribir esto con falta de inspiración.

De todas formas, gracias ^^

Sukulenta dijo...

No se olvida el placer de leerte ni el gusto de volver a tu laguna. Un beso fuerte, jomio.
Que este año supere el precedente