Entró la luz por dos puertas abiertas:
La diestra daba al sol su último brillo,
y la otra desbordaba en amarillo
las dudas más empíricas e inciertas.
El sol deshizo entonces las reyertas
de sombras y tinieblas del pasillo,
entrando por un libro de bolsillo
a hacerse un vodevil de líneas muertas.
Pero hizo una palabra arder el cielo
y el sol se dio de bruces con un nido
de versos que dolían como espadas
Así fue que perdió su último duelo
y aullando como un lobo malherido,
salió la luz por dos puertas cerradas.
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