13 oct 2010

Febril

Cuarenta grados Celsius por bombín,
durmiendo una vez más con la más fea,
en cama de la misma Dulcinea
que anoche me llenaba de carmín.

Respiro densos mares de alperchín
hundiéndome en sudor, y la marea,
me lleva lejos para que no vea
que el mundo va acercándose a su fin.

En fuego ardo, maldito Prometeo,
y se derriten con cada estocada
mis ojos que me dan perro por liebre,

que ven pero sin ver lo que yo veo,
mi carne de cañón incinerada
por lágrimas hervidas por la fiebre.

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