Perdona si me marcho al horizonte,
desde lejos, tal vez, no me duelan las heridas
y tu nombre suene limpio como el viento,
plácido de la desnudez de tanto ruido.
Voy a huir al horizonte,
donde todo sea fresco,
para tener una nueva oportunidad
de estrellarme contra tus labios.
Verás que no es tan difícil
empezar de nuevo como dos desconocidos.
Y sobre la playa, donde cabalgaron los caballos,
dibujaré otra vez tu silueta en la arena,
húmeda de mares que restallan,
para que el horizonte no me sea tan frío
ni tan inválido.
No lamento nada de lo que queda tras mis huellas,
si de verdad tengo hueco entre tus pechos
ven a buscarme al horizonte.
También allí hay caballos
que cabalgan hacia el horizonte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario