Son dos metros cuadrados sin tu piel
un páramo de sombras, un desierto,
un féretro brutal donde caer muerto,
la espina seca y muda de un clavel.
Dos metros son un cuarto en un hotel
con vistas a una pista de aeropuerto,
son un hueco vacío en un concierto,
la nada entre mil folios de papel.
Y mientras mi abandono pide audiencia
al sueño más gastado de mi infancia,
me pierdo en esos dos metros cuadrados.
Tras el negro vestido de tu ausencia,
allí donde me hiela la distancia,
dos metros, sólo dos, son demasiados.
3 comentarios:
La nada, el precipicio, el eco eterno,
que va y que no regresa repetido,
la biblioteca de sueños perdidos,
los cristales helados del invierno.
El icerberg errante, la almohada
tan absurda, tan dura y tan vacía,
los cláxones de la ciudad impía,
el vértigo, el silencio gris... la nada.
En esta estepa inmensa de tu ausencia
nada me afecta más que la inclemencia
del tiempo que se arrastra envenedado
Desde el profundo hueco que me dejas
por dentro cuando sin piedad te alejas,
¡qué largos son dos metros!, demasiado.
PD: Me debes un par de epistolares, canalla!!!
Bellísimo
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