Aquella canción que nos alimenta
Que nos ha alimentado tantas veces
Ya no obrará el milagro de los peces,
Llegó la Parca y nos pidió la cuenta.
Y el trueno que ahuyentaba la tormenta
Despierta, grita, tiembla y enmudece,
El vil dolor humano crece y crece
Al tiempo que la Música se ausenta.
Se apaga cada luz del bulevar,
Y a oscuras los chamacos con su lloro
Se encuentran al Olvido dando largas
Dejó una canción por terminar
Y México hizo mutis por el foro.
¡Que viva Chavela! ¡Viva la Vargas!
1 comentario:
Volvemos otra vez a las andadas
del requiescat in pace, sonetero,
buen homenaje, hermano, claro, pero
cuando todo acabó lo bueno es nada.
confieso que yo puse mi granito
en este réquiem doble de sonetos,
el próximo deceso, lo prometo,
ha de llegar más tarde que el escrito.
En fin Caronte que la muerte amaga,
y en un último quiebro nos zafamos
para entregarnos a nuestros asuntos.
El hambre atroz que nunca se le apaga
golpea sólo para que escribamos
a pares los oficios de difuntos.
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