Por querer ser tan Yo y tan poco Él,
por querer ser canalla y nocherniego,
por querer ser nunca adiós, siempre hasta luego,
por querer ser Bukowski y ser Buñuel,
por querer ser más tinta en el papel,
por querer ser gasofa contra el fuego,
por querer ser más grande que mi ego,
por querer ser un verso de Miguel.
Me fui desvaneciendo entre los bordes
difusos de la sombra de Neruda,
vendiendo al peso mi alma de poeta.
Me vi en un pentagrama sin acordes,
cautivo en una página desnuda,
con nada más que un hueco en la maleta.
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