Aves que pasan
en esta sala de esperanza,
al fondo del pasillo interminable,
donde los sueños se hacen chiquitos
y siempre hay esquinas suficientes para un miedo.
Aves que vuelan
con alas silenciosas como el tiempo
sobre la frágil expectativa de la sonrisa.
Aves del alba
planeando entre las sombras
del anhelo de que sean palomas mensajeras
que me traigan pedacitos de un olivo.
Aves que juegan
con las hojas intactas del calendario
de un corazón de hielo y fuego
grande como el abrazo del reencuentro.
Pensamientos como aves
que vuelan desorientadas en el cielo gris,
esperando con indómita impaciencia
el primer rayo de sol.
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