Regreso al 'lasciate ogni speranza'
que, exánime, retumba en mi pasillo,
y vuelvo a enredarme en el ovillo
del verso que me acecha por venganza.
Euterpe me seduce con su danza,
permito que me acune cual chiquillo,
y, mientras, va extinguiéndose mi brillo,
vendiéndome a la sombra que me alcanza.
Cubierto de esta noche que me pinta,
descubro que mi sangre se remoja
de las oscuridades que contiene.
Sabiendo que en mis venas corre tinta
la extraigo a puñaladas sobre la hoja
tratando de que así no me envenene.
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