Menudas entradas más feas
hace, a veces, la vida
saltándose toda regla
cuando el árbitro no mira.
Voces de corte siniestra,
los chuqueles repetían
desde noches portuguesas
por toda Andalucía.
Bajo la luna lunera,
goles pedía Sevilla,
la Muerte arriaba las velas
pero nadie lo sabía.
La zurda de oro y de perlas
que la banda recorría
al ver la muerte de cerca,
acariciando sus mejillas,
se encontró, pues, con las fuerzas
justas para combatirla.
Pa’ no morderse la lengua
silenció la algarabía
acallando las trompetas,
los timbales y ocarinas.
Las gradas quedaron negras,
Y su mirada, perdida,
cuando al ruido de sirenas
supieron que ya se iba.
Luchó con todas sus fuerzas
pa’ no verse a la deriva
pero la muerte está muerta
y la vida le era esquiva.
Su último chut desde fuera
No encontró la portería.
Voces de corte siniestra,
los chuqueles repetían
desde noches portuguesas
por toda Andalucía.
Bajo la luna en tinieblas
vida pedía Sevilla,
la Muerte estaba despierta
pero nadie lo sabía.
Maldito penalti, Puerta,
del corazón que latía,
menudas entradas más feas
hace, a veces, la vida.