Agosto es la puñalada traicionera
que me asesta por la espalda el calendario,
son las lágrimas que escuecen en la acera,
es el réquiem que pregona el campanario.
En agosto, mi penúltima quimera
avejenta con mi sueño el diccionario
y me empuja a la estéril carretera
donde brotan crisantemos sanguinarios.
Es agosto, y el verano se acobarda,
olvidándose la luz de su tarea
y librando al invierno, que se guarda
entre el alba y la luna que clarea
despintando nuestros nombres de la barda
que le inventa una frontera a la marea.
1 comentario:
Casi un soneto, aunque sobrasen versos, buen intento y buen esfuerzo, las imágenes son excelentes, me encantaron los crisantemos sanguinarios, el pero, el pero es que no encuentro Agosto en el poema, las claves deben ser demasiado personales, me quedaría igual si lo cambiases por octubre.
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