Soy indigno. Indigno para tener un empleo que me llene, indigno para cobrar un sueldo decente. Indigno de un hombro amigo donde poder derrumbarme. Mi indignidad es tal, que soy indigno hasta de tener pasta para sacarme el carnet de conducir. Pero es lo que tiene nacer en el barrio de los indignos, en una familia indigna de poder llegar a fin de mes.
Indigno. Indigno de alcanzar una franquicia usurera cobrando poco más de 3 euros la hora. Indigno de responderle mi rabia al dignísimo hijoputa que me rompió la solicitud en la cara. Indigno de todo lo que no sea bajar la cabeza y pedir perdón. Perdón. Perdón por cobrar veinte veces menos que usted, perdón por ser tan indigno de su dignidad, perdón porque esta puta tarjeta no esté a la altura de sus expectativas. Perdón por haberle indignado. Ya sabe usted, soy tan indigno...
Soy también indigno de callarme como una puta. Sí, es más digno ser sincero y que, en agradecimiento, te echen a la puta calle.
Y encima, el trabajo dignifica. De puta madre. Ahora, si cabe, soy más indigno aún.
De puta madre.
1 comentario:
Indigno? Ese trabajo era indigno. Ya encontraras algo a la altura :)
Me tienes q explicar q paso
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