22 abr 2010

La quijada de Caín

Huyendo de la luz del firmamento
la sangre se desmaya de su mano,
y riega crisantemos por su hermano
que brotan desde el alma del cemento.

Su senda es una espina de sarmiento,
su cruz, la maldición de ser humano,
espeta un grito al monstruo soberano
y sus palabras mueren contra el viento.

la huella del dolor de la quijada
quedó sellada sobre el cuerpo herido
con una marca azul en el pellejo.

Solloza discutiendo con la nada
-"¡No quise! ¡No me viste! ¡Yo no he sido!"
-"¡CAÍN!"
                  -"¿Quién es Caín?" -gritó mi espejo.

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