Una historia descarnada
late bajo mis costillas,
entre fotos amarillas
y una lágrima manchada
por la luz desangelada
que ilumina mis cuartillas,
donde reza de rodillas
una musa con espada.
Cuando sangra el aire estanco
de la cárcel donde escribo
voy cerrando la salida.
Frente a páginas en blanco,
mientras siga estando vivo,
nazco a verso por herida.
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