Quisiera ser valiente, como un verso incansable,
espina semi-impúdica de rosa suburbial,
quisiera ser valiente y deslizarme entre las gotas
henchidas de neón de tu ventana fría.
Quisiera ser inmenso, como los cristales de la noche,
que se abren a la herida de algún reflejo tenue,
inmenso como un cielo sin nubes ni mitades,
como un viento repleto de sauces y de almendros.
Quisiera ser hermoso como el cuenco de dos manos,
como una palabra vieja que aprende un niño nuevo,
como un rumor de verbos, de ausencia y caracolas
que aplaude y se derrama entre tus pies descalzos.
Quisiera ser sencillo, como un fruto desnudo,
como un amanecer sin tiempos ni resacas,
sencillo como el grito que late en mi garganta,
como un mundo sin dioses, ni sueños, ni mentiras.
Quisiera ser distinto, un hombre diferente,
con alas como espejos y un corazón sincero,
quisiera ser distinto, más hombre y menos niño,
y arroparme cada noche bajo un suspiro tuyo.
1 comentario:
Te ha quedado bastante nerudiano, Caronte, me gusta...
Abrazo...
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