Te buscaré
y la mañana se vendrá conmigo
desnudándose al abrigo
de un amor que pincha en hueso.
Y pintaré
a las faldas de la luna llena,
el aroma que dejó en la arena
el bramar mudo de un beso.
Y los dos...
sin borrones ni caminos
ni putadas del destino
volveremos a escribir en un papel,
las palabras olvidadas
que quedaron encerradas
en los páramos de asceta de mi piel,
deshojando las miserias
de las lámparas de feria
que alumbraban a mis musas de alquiler,
olvidando los dos juntos
que nos van quitando puntos
suspensivos de la orilla del carnet.
Y la mañana
desnuda, maldita,
se asoma a mi ventana
y me deja escrita
una frase que no quiero leer.
Si me despierto
y me acuerdo de ti,
me siento medio muerto,
hundido en el carmesí
de la sangre que dejé caer...
Y seguiré
buscándote en el firmamento,
llorando cada vez que el viento
deshoje la margarita.
Que ya no sé,
escribirte como te mereces
si es a ti o a mí a quien pertenece
esta extraña rima escrita.
Y los dos...
sin borrones ni caminos
ni putadas del destino
volveremos a escribir en un papel,
las palabras olvidadas
que quedaron encerradas
en los páramos de asceta de mi piel,
deshojando las miserias
de las lámparas de feria
que alumbraban a mis musas de alquiler,
olvidando los dos juntos
que nos van quitando puntos
suspensivos de la orilla del carnet.
Sigo buscando
tu voz, que se esconde,
sin un por qué, ni un cuándo,
ni un cómo, ni un dónde,
nadie me responde al preguntar.
Y estoy perdido
en el calendario
perdido entre el ruido
de los viejos del barrio
que dicen que me he vuelto a enamorar...
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