9 jun 2012

A la deriva

A la deriva en este mar de gente,
Océano impertérrito de la vacua soledad,
Navego.

Sin un puerto de destino,
Ni, quizás, rumbo fijo al que abonarme.

Caras sin sonrisa entre las olas estremecidas,
Vuelos de gaviota demasiado mar adentro,
Ruidosos marineros de los que no conozco el nombre
Ni la vida,
Ni el motivo...

Navego sin mi voz desafinada,
Sin mis dedos aprendices,
Sin mis sueños de barriada,
y ya no soy yo el que se refleja sobre el agua,
Solo alguien, mudo, sordo y ciego,
Que ha dejado de creer en las sirenas.

El mar, que antes era un folio en blanco,
Se enarbola fieramente
Y las desaforadas gútulas
salpican
y manchan
sin escribir.

No dejo nunca ya de navegar,
sin apartarme jamás de esta deriva intranquila
que no me acerca ni una vez
a ningún puerto en donde atracar mis sueños.

Navego,
Sin saber a dónde,
Meciéndome en esta noche turbia que me ahoga
Sin saber,
Siquiera,
De qué color son estas aguas
que no quiero mirar,
sin saber,
Siquiera,
Navegar

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