Las palabras que no dices
se te pudren en la boca
y este amor que no te toca
ya no puede echar raíces.
Entre tantas cicatrices
jamás hallarás la mía
sin gritar que te quería.
Tal vez mienta, no hagas caso,
sólo pago con retraso
el poema que debía.
Si te dicen que caí,
que el ocaso me enmudece
que el pasado martes trece
lo pasé pensando en ti,
no lo creas, pues fingí
que extrañaba tus mentiras
y hasta el aire que respiras.
Ya no tengo que mentirme,
ni siquiera despedirme,
ahora que ya ni me miras.
Emborracho mis deseos
con espuma de cerveza,
sé que soy otra cabeza
en tu sala de trofeos,
pero ahíto de rodeos
sé que no estaré tan mal
sin tus noches de Orfidal,
ya no quiero ni olvidarte,
no será un punto y aparte.
Esto es un punto y final.
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