Despierto entre las brumas de tu ausencia
y un verbo reverbera en los cristales,
parando los relojes otoñales
que duelen disparando sin licencia.
No quedan más que sombras en herencia
del triste calendario de retales
que siguen los instintos animales
de un alma que desangra su impotencia.
Si cruza por detrás la primavera,
abril clava sus dientes en la acera
y mayo, a la que nace, no respira.
Las pieles de un adiós que llega tarde
esconden, con excusas de cobarde,
los meses de un amor que era mentira.
2 comentarios:
Hola Jonathan, he contestado a los tres sonetos anteriores...
para este necesito algo de tiempo.
Un saludo y disculpa la tardanza.
No problem. Yo ando con huelga de musas, aunque acabo de tener una reunión con el sindicato. A ver en qué queda todo ;)
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