Perdí en Babel tus cartas y mi espada,
de tanto despedirme en los andenes,
pintando mis adioses a tus trenes
con una mano muda y descarnada,
que grita sin decirme nunca nada,
callando las preguntas que contienes,
A dónde voy yo y tú de dónde vienes,
con tu vieja maleta desconchada.
El barrio que escapó por los cristales
se lleva cada foto, cada herida,
dejando una mentira en el rincón.
Y el verso que te incluyo en mis postales,
si huele, o lo parece, a despedida,
es que es un verso triste de estación.
2 comentarios:
En el andén espero tu regreso
las horas transcurridas las devoro,
evoco la tibieza del tesoro
que tal vez traerá el siguiente expreso.
Espero como en el chiquero el toro
y como el toro, nunca salgo ileso,
espero en la estación y quedo preso,
el desencuentro nunca es indoloro.
La ausencia es una lúgubre cuchilla,
que horada el corazón y lo maltrata,
es ácido en la flor de la postilla.
El día en que marchaste, timorata,
juraste regresar a estas orillas,
en fin, no seré yo quien te rebata.
Compañero, he teni oque tirar de archivo el tema ferroviario lo tengo algo trillado, espero que no te moleste.
Un abrazote!!!
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