Mares de aceite
olas de sal
donde naufragan corazones que se pudren entre el moho.
Cortinas de luz blanca, cruel y mentirosa,
que vende una perfecta pulcritud
con las manos teñidas de la sangre
de treinta mil ilusiones sin precio a convenir.
Mares de aceite
ruinas de sal,
que asfixian las almas que enterraron en la carne.
Carne de piel cruda, muerta y obscena,
carne de cañón con sonrisas tatuadas
y lágrimas escondidas.
Mares de aceite,
estatuas de sal,
que tratan de aguar la sangre
en la que humedezco mi pluma.
Y mastican las esquinas de su rabia
porque se dan cuenta que su sal
no absorberá jamás mi tinta
ni su aceite emborronará
el papel en el que escribo.
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