Un corazón naufraga en Nembutal
sobre un aséptico árbol de azulejos,
con la sonrisa de los niños viejos
mira la muerte oculta en el cristal.
Junto a un caer de lágrimas de sal
un ruido blanco rompe los espejos,
vuela en la sombra un coro de vencejos
que trina el Réquiem de un punto final.
Muere en su boca el último latido
mientras la noche lame la blancura
de una macabra luna de saliva.
Se abre una puerta recta hacia el olvido
y su mirar, perdido en la locura,
busca alejarse de su carne viva.
1 comentario:
con dos palabras de cada verso podria contar como m siento en los ultimos tiempos...
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