Paseando entre espolones
que me arañan el aliento
no hay lugar ni para el viento
ni un milímetro de opciones.
Si me hincho los pulmones
de los gritos que acaparo
tal vez suene algún disparo
o se claven en mi pecho
las heridas, que en el techo,
aguardan mi desamparo.
Soy como un funambulista
cojeando por el miedo
sobre un quiero, bajo un puedo,
entre hojas de revista.
Mientras la cuerda resista
no me cabe duda alguna
que podré llegar de una,
mas si doy un paso en falso
en mi senda hacia el cadalso...
¿llorará por mí la luna?
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