Aquí se acaban los sueños,
de mis dedos se resbala
la piedra gargantuesca
que subía la montaña.
Comienza la Gran Debacle,
tiembla la tierra extraña,
y grita al sentir el golpe
de la bola que la arrasa.
Allí había proyectos,
allá deseos de paja,
después canciones a medias
y ahora... ahora no queda nada.
Donde antes hubo castillos,
palacetes y embajadas
hay un reguero de humo
ruinas tétricas y grava.
Los ríos antes prístinos
ahora desbordan de lava
y levantan grandes olas
de alquitrán y mala baba.
Avanzan hombres sin vida
con heridas de batalla,
avanzan mujeres muertas,
con la guerra en las entrañas
y el redondo apocalipsis
inefablemente avanza.
El mundo se hace un insecto
que la noche, inmensa, traga,
envuelta en lloros de niño
y en mil sangres derramadas.
En lo alto de mi colina,
en mi tumba de palabras,
encono mi grito vacío
hacia la cumbre más alta.
Ya me he cortado las manos
pero el infierno no para.
Ahora no tengo ni huesos
para taparme la cara
ni maldecir al destino
ni enjugarme las lágrimas.
Aquí se acaban los sueños,
los sueños que yo soñaba,
con un retumbar de labios
y el desdén de una mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario