23 dic 2025

Mentiras en el tiempo

 Para Stefy, otra vez.


No fueron para ti las palomas que escribía,

las mariposas que pinté,

aun en aquellos tiempos

cuando los dinosaurios poblaban la Tierra.


Llevaban la mentira por montera

y tu nombre escrito en el costado,

pero no eran para ti,

aunque salieran de las cuevas gritando tu nombre.


Inmisericorde vanidad la mía,

que disfrazaba sin saberlo,

lo que en realidad me dedicaba a mí mismo

y a lo que en mí tú despertabas.


Te amé como merecías,

y sin que lo merecieses dejé de hacerlo.

Me acuné en tus brazos cuando lo necesité

y me fui cuando tú más me necesitabas,

cuando apenas los humanos levantaban zigurats.


Pero lo haría de nuevo.


Porque aquello nos dio el tiempo

de lo que no nos dio tiempo el Big Bang

de los corazones comprimidos en un átomo.


Nos permitió caminar por la orilla de la playa

y sentarnos en la desembocadura

de ese río que en realidad,

estaba a quilómetros de allí.


Nos permitió compartir atardeceres

mientras a nuestro alrededor se alzaban los imperios

y caían destrozados.


Nos permitió salvarnos mutuamente

entre capiteles y barbacanas

cuando los ejércitos del tedio asaltaban la ciudad

o esa pequeña parte de la urbe

que no era ciudad ni dejaba de serlo.


Me permitió, y es lo más importante,

me permitió llamarte amiga,

me permitió llamarte, amiga.


¿Quién sabe?

Quizá descubra en el futuro

cuando vuelen los aviones a Saturno

que estos versos tampoco eran para ti,

sino solamente para quitarme esa espina

esa púa oxidada por las eras

que me repetía dolorosamente

que aún te debía un poema.

No hay comentarios: