"Cuando a ti venga el mañana,
-me predijo el Dios Saturno-
negarás tu blues nocturno,
junto a tu obra más temprana".
Asomado a mi ventana
El demonio se hizo verbo
y su apoyo atroz y acerbo,
fue infectar mi alma inmadura
de un rumor de tinta oscura
con la pluma de algún cuervo.
El reloj adormecía
mis palabras incompletas,
fusiladas sus saetas
con mi negra poesía.
Supe que el tiempo mentía
y que el Diablo era sincero
cundo puse en un florero
una flor de azufre y sombra
y cayó sobre la alfombra
ensuciando el mes de enero.
En sus pétalos marchitos
encontré un pequeño infierno
que en las noches de ese invierno
calentaba mis escritos,
los más grises y malditos
mas también los más hermosos,
aguantando los acosos
de las musas sonrosadas
que querían mis baladas
sin negrores vanidosos.
Me vengué del calendario
sombreando cada herida
de mis folios sin salida,
al rimar casi a diario
contruyendo mi inventario
de una noche que crecía.
Poco a poco yo entendía
que el Diablo era sincero
porque su odio es verdadero,
y que el tiempo me mentía.
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