Cansada de pedirle hasta a la luna
un beso que pudiera enloquecerte,
la noche te invitó a probar la suerte
de creerte ser más guapa que ninguna.
Quisiste navegar por mi laguna
creyendo muerta la ley del más fuerte,
lo admito, yo también fingí su muerte,
da las gracias a la Diosa Fortuna.
Fue cosa del azar, pinche destino,
las piedras de la vera del camino
También tienen derecho a la ternura.
El trébol que escondí bajo mi manga
hacía juego con los de tu tanga,
por fin nos sonreía la ventura.
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Veo a tu reina llena de congoja,
lustrándose la piel con tu memoria,
la noche da pie siempre a estas historias
y el día es quien las flores va y deshoja.
Silencio le brindó la margarita
que trémula arrancó de tu laguna,
ayer le dió tu nombre a la Fortuna,
ahora se encomienda a Santa Rita.
¡Ay! reina de los tréboles comunes,
¿cuánto dolor camina por tu pecho,
y la cuarta de tus hojas pisotea?
Hoy tienes al dolor el alma inmune,
será que el Rey tambien tiene derecho
a disfrutar bailando con la fea.
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